Un artista se expone a su público, una mujer es expuesta a los estereotipos de lo femenino, una niña está expuesta a los patrones psicosociales de los adultos. Estas tres dimensiones de la vulnerabilidad están presentes en los 25 retratos de mujeres famosas, muertas en circunstancias violentas y oscuras entre 1920 y 2010. Una misma historia repetida en 25 mujeres diferentes, actrices, cantantes, músicos, productos de la industrialización y de la fama que las ha convertido en diosas sacrificadas a si mismas y a los mitos de nuestra cultura.

Estos retratos de mujeres famosas, pintadas en 8×8 cm, funcionan como unas Polaroids imaginarias. En un instante ficticio, visibilizan compositivamente sus conflictos entre la niña que fue y la adulta que desapareció con violencia. En todos los casos la imagen sugiere una maternidad imposible, madres de su propia infancia. Suicidios, accidentes, asesinatos sin resolver, son la violencia simbólica y física producida por la sobreesxposición de estas mujeres en su transformación en mitos de la cultura pop. A la vez viejas diosas de la mirada masculina y víctimas de los desgastados modelos de la industria de la celebridad.

La resolución y forma de estas intimistas piezas pintadas a mano, funcionan como trampantojos de lo contemporáneo, imitando los acabados de la postproducción fotográfica, que paradójicamente recrean ambientes decimonónicos donde el retratista refleja, como un juego de espejos, sus propios fantasmas sobre la niñez y la demolición de la belleza.

Pedro Gálván Lamet